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¿Qué son los estudios de la mujer y cuál es su futuro?

Ann Ferguson

 

Puede definirse a los estudios de la mujer como un conjunto de aquellos proyectos de investigación cuyo objetivo es el cambio social necesario para acabar con la dominación masculina. En tal sentido, la investigación feminista es una empresa valiosa y comprometida que da por sentado que la dominación masculina existe, que no es inevitable y cual es mala o incorrecta. Pero como sucede con cualquier punto de partida teórico, el solo etiquetar o definir un proyecto como “feminista” y “de investigación” crea un complejo campo de significados. Esto es, la intersección del pensamiento feminista y de la producción de conocimiento), un cierto conjunto de cuestiones de investigación, una audiencia o audiencias implícitas o explicitas y un conjunto de normas y de autoridades para la producción del conocimiento en ese campo. Como defensora de un enfoque materialista histórico feminista para comprender el desarrollo de las ideas, querría señalar que la definición de “feminismo” surge de los movimientos históricos de las mujeres que critican la hipocresía de los pensadores varones que sostienen la igualdad humana y los derechos humanos individuales frente a las instituciones estatales, eclesiásticas o económicas, y que sin embargo, relegan así a las mujeres a una ciudadanía de segunda clase y les niegan igualdad de derechos con los hombres. En este trabajo señalaré algunas de las fases históricas de la investigación feminista tal como se desarrolla en conexión con los estudios de la mujer como campo académico de conocimiento en los Estados Unidos y en Europa desde la década del 60 hasta nuestros dial.

 

COMIENZOS HISTORICOS

Históricamente el feminismo ha evolucionado a partir de ciertas condiciones históricas, especialmente a partir del desarrollo del capitalismo en Europa occidental como un modo de producción económica y su concomitante ideología política de democracia política y de derechos humanos individuales. Una vez que se afianza la noción de “igualdad humana”, se abrió el camino para movimientos sociales de todo tipo, incluyendo los movimientos sindicales, movimientos contra la esclavitud y movimientos de mujeres, para exigir la expansión de los derechos civiles de los ciudadanos frente al estado —que en el feudalismo solo había incluido la nobleza y en el temprano capitalismo solo a hombres burgueses propietarios— para que fueran incluidos los desposeídos: campesinos, obreros, esclavos y mujeres.

El feminismo surgió como un movimiento de protesta dentro del pensamiento liberal clásico occidental en Inglaterra, Francia y Estados Unidos, llevado a cabo por mujeres educadas de la alta y media burguesía. Mary Astell (1700) escribe contra la autoridad autocrática de los hombres en la familia, que coloca a las mujeres en condición de esclavas de los varones. Esas primeras feministas tuvieron que luchar contra la doctrina de la iglesia cristiana que proveía los presupuestos de aquellas partes de la ley civil que diferenciaban los derechos ciudadanos de las mujeres de los de los hombres. Desde el punto de vista filosófico, esto significaba, ante todo, luchar contra la autoridad del filosofo griego Aristóteles sobre quien se basaba en gran parte la doctrina cristiana. Aristóteles, por supuesto, sostenía que las mujeres eran inferiores por naturaleza. Tal como lo dice, las mujeres son “varones impotentes”, ya que es por una cierta incapacidad que la hembra es hembra. En la Inglaterra del siglo XVIII, la autora Mary Wollstonecraft se declara en oposición a uno de los padres de la Revolución Francesa, Rousseau, quien sostenía la concepción aristotélica de la desigualdad natural y de la irracionalidad de las mujeres en comparación con los hombres, aunque exigía una educación progresista y critica para los hombres de todas las clases sociales.

Más tarde, los movimientos de mujeres en Inglaterra, Europa y los Estados Unidos plantearon el problema de si la igualdad de las mujeres con los hombres podría obtenerse por el solo establecer leyes que concedieran a las mujeres derechos de propiedad y por garantizar el sufragio femenino, o si también habría que eliminar el capitalismo y el matrimonio burgués como sistemas de propiedad privada de capital y también ae mujeres en tanto propiedad sexual de los hombres. Pensadoras anarquistas, la polaca Rosa Luxembourg y la rusa Alexandra Kollontai, criticaron al feminismo burgués por promover simplemente los intereses de las mujeres ricas pero no los de las mujeres de clase obrera y pobres.

Esta escisión entre el movimiento de mujeres socialista y el reformista muestra que el feminismo occidental nunca tuvo una perspectiva unificada acerca de como incorporar las diferencias de poder social entre mujeres en sus análisis políticos teóricos.

A pesar del hecho de que el "feminismo" como movimiento que se autoidentifica surge primero en Occidente, no puede pensarse que este meramente basado sobre valores occidentales, del mismo modo que ocurre con otras ideas tales como “capitalismo” o “socialismo” o “democracia”. Más bien, los significados de tales conceptos políticos están ligados a los objetivos y contextos políticos del movimiento o de los movimientos sociales con los que están conectados. Más aún, las disputas teóricas políticas dentro de la teoría y la filosofía feministas académicas han sido a menudo reflejo de la practica política. Por ejemplo, en los países industrializados occidentales hay diferentes feminismos académicos, tales como el feminismo liberal, el feminismo marxista, el feminismo negro en los Estados Unidos, el feminismo radical, el feminismo socialista, los feminismos posmoderno y postcolonial. Parte de sus desacuerdos teóricos gira en torno a diferentes compromisos con diferentes movimiento sociales, o con diferentes tendencias dentro de los movimientos sociales. A pesar de los desacuerdos políticos en el feminismo académico occidental sobre paradigmas de análisis y métodos de investigación, hay un creciente consenso internacional en torno al lema “los derechos de las mujeres son derechos humanos”. Este consenso surgió de las conferencias internacionales de mujeres patrocinadas por la UN desde 1975, la última de las cuales fue la reciente conferencia de Beijing. La evidencia apunta a la concepción de que los movimientos de las mujeres para adquirir poder son un desarrollo histórico mundial y no están meramente enraizados en contextos occidentales. Las redes internacionales de mujeres se tornan mas fuertes a propósito de derechos humanos de las mujeres no reconocidos previamente, tales como el derecho contra la violencia masculina sexual y doméstica, a pesar de los intentos de los lideres nacionalistas patriarcales del Sur y del Este por sugerir que tales demandas son solo importaciones de Occidente. Esto sugiere fuertemente que las filosofías pro-mujeres, se llamen a sí mismas “feministas” o no, continuarán desarrollándose en formas regionales en los países del Este y del Sur. Aunque el concepto de derechos humanos individuales pueda haberse desarrollado primero en Occidente, es ahora una idea histórica mundial, a la que los pensadores y teóricos de muchas sociedades han añadido sus contribuciones y esclarecimientos. Por ejemplo, las teóricas feministas occidentales tornaron ideas de los filósofos del Este para defender los derechos de las mujeres, como en el caso de la teórica inglesa feminista marxista Juliet Mitchel, quien cita las ideas de Mao Tse Tung sobre la contradicción para explicar su concepción según la cual las relaciones de genera entre hombres y mujeres no son naturales ni biológicas sino que se fundan en contradicciones sociales.

En cuanto a los estudios de la mujer se pueden distinguir tres etapas: la de la investigación compensatoria, la de la investigación multidisciplinaria y la de los efectos que produjeron el postmodernismo/postestructuralismo.

 

Primer etapa de los estudios de la mujer: investigación compensatoria

Cuando a fines de los 60 los movimientos de mujeres comenzaron a repensar la estructura del pensamiento occidental, las mujeres advirtieron que las mujeres como actrices, autoras y objetos de investigación estaban casi siempre ausentes en los cánones habituales de las disciplinas académicas, tales coma historia, literatura, filosofía y ciencia política. Aun allí donde las mujeres aparecían coma tea de investigación, tal como en sociología o antropología, se hallaban relegadas a la esfera privada del parentesco o de la familia. Así, las primeras, académicas feministas advirtieron que ellas estaban llevando a cabo una “investigación compensatoria” en sus disciplinas, esto es, criticando las concepcionistas masculinas sobre las mujeres dominantes en sus campos, esforzándose por enfocar las vidas de las mujeres, así como rescatando pensadoras mujeres olvidadas o invisibles en su área de estudio. En tal sentido, las historiadoras feministas se preocuparon por sacar a luz la 'descuidada historia de mujeres y por reorganizar las hipótesis de investigación, por ejemplo como periodizar la historia, modo de poner más el acento en las experiencias de las mujeres.

 

Segundo etapa: investigación interdisciplinaria en estudios de la mujer

Al mismo tiempo en que algunas mujeres estaban haciendo investigación feminista compensatoria en sus disciplinas, lo que Sandra Harding llama "empirismo feminista", muchas feministas académicas jóvenes que habían venido activamente en los movimiento antibélicos tales corno contra la guerra de Vietnam o el movimiento de derechos civiles para los afroamericanos, criticaron la aceptación de los puntos de partida disciplinarios de los campos académicos existentes. Este énfasis interdisciplinario en la investigación feminista surgió de la practica política. de los movimientos de mujeres en Occidente. Constituido corno movimiento social por fuera. de la academia, el pensamiento feminista enraizado en la practica era interdisciplinario debido a las cuestiones políticas que las activistas enfrentaron. La salud y los derechos reproductivos de las mujeres, la violencia contra las mujeres, los patrones de doble moral en la sexualidad y las mujeres corno objeto sexual, la división sexual desigual del trabajo para las mujeres en el trabajo remunerado y en el hogar, la feminización de la pobreza con el aumento de hogares de madre soltera exigieron que el pensamiento feminista estableciera interconexiones y criticara a las teorías económicas existentes, a los modelos existentes de salud psicológica y física y a los modelos de historia y de política.

Las pensadoras feministas que adoptaron una perspectiva interdisciplinaria constituyen el punto de inflexión de la naciente disciplina de los estudios de la mujer que en los Estados Unidos tiene una importante concentración en los estudios de grado, en mas de seiscientas universidades y colegios. Las filósofas feministas materialistas occidentales, así corno las feministas materialistas que practican otras disciplinas tradicionales, criticamos el proyecto de la filosofía feminista compensatoria que apunta a mejorar la filosofía corno disciplina porque no es lo suficientemente crítica respecto de la división establecida entre filosofía y otras disciplinas que se ocupan de teoría social. Criticamos las relaciones de poder historialmente involucradas en la producción del conocimiento en la academia. Sentimos que la perpetuación de los saberes disciplinares nos impide problematizar los intereses ocultos por mantener tal separación de saberes académicos. Sostenemos que la filosofía feminista esta mejor preparada y es mas útil como instrumento para eliminar la dominación masculina uno de los objetivos de la investigación feminista) cuando quienes la practican se vuelven pensadoras interdisciplinarias y se conectan de modo integral con el área interdisciplinaria de los estudios de la mujer, viéndose como parte del grupo general de teóricas feministas en lugar de insistir en un modo filosófico distintivo de hacer teoría feminista. Vemos que el campo de la teoría feminista requiere una comprensión de la perspectiva marxista y de otras perspectivas estructurales feministas sobre economía política (cf. Jaggar, Delphy, Ferguson, Hartmann, Rubin).

 

Tercera etapa: Postmodernismo/postestructuralismo y sus efectos sobre los estudios de la mujer

Un enfoque opuesto a las dos primeras fases de los estudios de la mujer que he señalado, comenzó a desarrollarse en la década del 80 y se llama postmodernismo o postestructuralismo. Tal enfoque defiende una investigación autocrítica de los presupuestos no reconocidos de la investigadora, que están ligados a su clase, raza y posición nacional como productora de conocimiento occidental.

Las postestructuralistas feministas a menudo agrupan los proyectos de investigación compensatoria, corno los de historia de la filosofía compensatoria feminista, con el marxismo y la filosofía materialista feminista y rechazan todos esos enfoques sobre la base de que encierran posturas modernistas. Lo que quieren decir es que ese tipo de proyectos de investigación supone una realidad independiente y que es posible un conocimiento objetivo sobre ella. Se afirma que conceptos analíticos tales como "modo de producción" y “economía” no son generalizables sino que surgen en condiciones históricamente especificas (cf. Fraser y Nicholson, Nicholson, 13utier y Scott, Scott).

Un efecto del desafío de estos supuestos binarios implícitos del modernismo por ejemplo, cultura/naturaleza, hombre/mujer, blanco/negro, etc.) es la definición de algunos programas de estudios de la mujer como estudios de genero o como estudios de mujer y genero. En otros lugares, el estudio de la sexualidad humana, que antes se suponía que era solo una parte del estudio del genero y como se adquiere, se escindió en estudios lesbianos y gay o estudios de sexualidad como campo separado de los estudios de la mujer, sobre la base de que el genero y la sexualidad son categorías de análisis separables (cf. Foucault, Rubin, Sedgwick).

Aunque estoy de acuerdo con el acento autocrítico que el postmodernismo pone en los horizontes —que otros dejan de lado— de clase, raza, sexualidad y nacionalidad de las investigadoras, no podría estarlo con el rechazo postmoderno de todos los proyectos modernistas. Por el contrario, si pensamos que la producción de teoría es un proceso dialéctico, podemos ver canto estas tres iniciativas (crítica compensatoria, interdisciplinaria y autorreferente) pueden complementarse mutuamente. Las reformas a la filosofía clásica propias del feminismo compensatorio son similares a las que se llevaron a cabo en historia literatura y ciencias sociales feministas compensatorias y pueden atacar el que la disciplina clásica de la filosofía no haya prestado atención a los presupuestos de genero Mientras tanto, el desarrollo de las perspectivas teóricas de los estudios interdisciplinanos de la mujer de pensadoras feministas materialistas y postestructuralistas pueden ampliar los horizontes de todos los intereses teóricos feministas, y el desarrollo de nuevos campos de estudio solapados, tales como la sexualidad, no tienen por que debilitar los estudios de la mujer sino que podría llamar a todo un nuevo grupo de pensadoras a ponderar las conexiones entre genero y sexualidad.

 

FOCOS, FASES DE DEBATE Y CUESTIONES DE INVESTIGACION

A. La base de identidad/igualdad

Dentro de la teoría feminista y de los estudios de la mujer ha habido, desde su gestación, una serie de conflictos de valor y conceptuales tanto acerca de su definición como campo de investigación como sobre sus puntos de partida y sus objetivos. Esos conflictos han reflejado las tensiones sociales dentro de los movimientos sociales y de los movimientos de mujeres de los que emergió la teorización feminista como empresa académica. La primera tendencia política en los movimientos de mujeres de Occidente desde los alias 60, que también marca la primer, fase histórica de los debates de

teoría/filosofía feminista occidental, gira en torno a los debates igualdad/diferencia.

El problema consiste en decidir si la liberación de las mujeres debería fundarse en la demanda por la 'igualdad" de las mujeres con los hombres o, en su lugar, tendría que exigir una mayor valoración social de las mujeres precisamente A CAUSA de nuestra 'diferencia" de genera con los hombres y de la desvalorización de los rasgos femeninos en los sistemas patriarcales de los rasgos femeninos. Algunas feministas sostuvieron que deberíamos acentuar la IDENTIDAD de las mujeres con los hombres como base para la igualdad social, precisamente con el fin de criticar la habitual defensa de la dominación masculina basada sabre afirmación de una desigualdad o diferencia natural entre hombres y mujeres.

En esta primera fase del movimiento de mujeres y de teorización feminista occidental, case todas las feministas eran teóricas de la igualdad de un tipo o de otro que disentían acerca de cual igualdad debía tratarse. Las llamadas "feministas liberales", como Betty Friedan, sostenían que todo lo que se necesita es la IGUALDAD DE OPORTUNIDADES dentro del sistema capitalista existente, mientras que las “feministas radicales”, las “marxistas” y las “feministas socialistas”, por su parte, sostenían que el capitalismo era parte del sistema que reproduce el patriarcado. Para estas últimas pensadoras, entonces, el objetivo de igualdad social de las mujeres solo podría alcanzarse por medio de una IGUALDAD DE CONDICIONES, esto es, de un sistema social que eliminase no solo las desigualdades de genero sino también las desigualdades de rata, etnia y clase social (cf. Evans, Firestone, Mitchell, Delphy, Hartmann, Rowbotham). Sin Embargo, todas las feministas de la igualdad sentían que la comunidad humana básica entre hombres y mujeres era mas importante que las disimilitudes socializadas, y que los rasgos socializados de la femineidad eran OBSTACULOS y no ayudas para la liberación de las mujeres (cf. Bartky).

En esta primera fase de teorización feminista, las feministas coincidían, contra los pensadoras conservadores, en que hay una importante distinción entre “sexo” (las diferencias biológicas entre seres humanos machos y hembras) y “genero” (as conceptualizaciones e ideales socialmente construidos de masculinidad/humanidad y feminidad/masculinidad que mantienen las sociedades patriarcales). Coincidían, además, en esta etapa de la organización del movimiento ce mujeres, en que, a pesar de las variaciones interculturales de los contenidos de eras concepciones dualistas de género, hay suficiente similitud en los patrones dominación masculina como para crear una base común para una solidaridad y sororidad internacional de mujeres para luchar contra tal dominación. Aun cuando casi todas las teóricas feministas aceptaban la distinción SEXO-GENERO, el desacuerdo entre las feministas liberales, radicales, marxistas y socialistas en las etapas tempranas de la producción de teoría feminista en la academia desarrolla ciertos temas de investigación como un modo de distinguir los diferentes énfasis y desacuerdos entre esos campos políticos.

Una de las primeras cuestiones a plantear es la cuestión DE LOS ORIGENES, esto es, cuales son los orígenes de la dominación masculina. El hecho de que la dominación masculina exista interculturalmente en tantas sociedades puede deberse a un origen común de la dominación masculina? Si así fuera, ese origen es biológico, económico, sociológico o psicológico? Las feministas liberales sostuvieron que el patriarcado se había originado en las ideas tradicionales de condiciones adscriptas debidas a los roles naturales de origen divino y que el problema era la ausencia de los conceptos de derechos humanos y de individualismo en las sociedades precapitalistas. Algunas feministas radicales sostuvieron que las diferencias reproductivas biológicas o bien hacían a las mujeres vulnerables a la dominación masculina antes de los albores de los controles tecnológicos de la reproducción o bien indujeron a los hombres a controlar la reproducción de las mujeres (et Firestone, O'Brien) Las feministas marxistas y socialistas, por su parte, sostuvieron que el patriarcado se originó° o bien con el surgimiento de las divisiones de clase y la propiedad privada, como había pensado Engels, o bien en as relaciones de parentesco patriarcales que se impusieron sobre las relaciones matriarcales en las guerras tribales (el., Lerner, Ferguson).

Hasta cierto punto, los desacuerdos sobre los orígenes dieron lugar a un enfoque diferente, en cuanto resulto mas claro que no había ningún camino empírico sencillo para resolver esa cuestión, sea porque las posiciones se basaban sobre afirmaciones metafísicas, o porque la temprana historia de la humanidad no era fácilmente discernible a partir de la evidencia disponible. Lo que surgió fue la cuestión DE LA PERSISTENCIA de cual es la causa de que la dominación masculina persista en sociedades con tan diversos modos económicos de producción tales como el capitalismo, el socialismo, el feudalismo, la esclavitud o la producción rural independiente? hay motivos y estructuras de dominación económicas o psicológicas que son comunes a esas sociedades o se trata tan solo de una cuestión de socialización tradicional de actitudes? Si ello se vincula con algunos motivos universales inconscientes, tales como el que los machos envidian la capacidad de las mujeres para alumbrar hijos o un deseo masculino posesivo de controlar la sexualidad de las mujeres y los retoños humanos, están las sociedades humanas predestinadas a alguna forma de control patriarcal de las mujeres por los hombres?

En este punto, las lecturas feministas del psicoanálisis corno explicación de la persistencia de las diferencias de genero comenzaron a hacerse mas populares (cf. Mitchell, Dinnerstein, Choclorow). Desarrollaron, ademas, una linea para el feminismo radical, que lo aparto de su critica construccionista más social de los roles de género patriarcales socializados y lo condujo hacia un feminismo cultural ya sea basado sobre el supuesto de que las posibilidades maternales inherentes a las mujeres, su creatividad, su cooperatividad y su cercanía con la naturaleza, las hacia naturalmente superiores a los hombres en términos de valores morales, o basado sobre el supuesto de que los hombres eran naturalmente traficantes de poder, dado que las diferencias biológicas entre hombres y mujeres hacían que el deseo masculino de controlar la sexualidad de as mujeres y la reproducción fuera insanable (cf. Daly, Echols).

Estas dos posturas teóricas se conectan con la de la diferencia de genero que discutiré a continuación.

En contraste con las cuestiones de los orígenes y de la persistencia, que llevan a enfatizar los rasgos universales del patriarcado, las pensadoras feministas marxistas, socialistas y materialistas buscaron atender a una tercera cuestión, la cuestión DE 1A REPRODUCCION HISTORICA DEL PATRIARCADO, esto es, cuales son las causal y estructuras históricamente especificas que perpetúan la dominación masculina en tipos particulares de sociedad? Por ejemplo, un país capitalista avanzado, es la dominación masculina solo un instrumento de la clase capitalista para dividir a la clase trabajadora, o es la dominación masculina un sistema semiautónomo por si mismo, de modo tal que “patriarcado capitalista” es una toga unidad de sistemas dispares? Deberíamos pensar en términos de continuidades o de “discontinuidades históricas” en las estructuras sociales que reproducen el patriarcado en las sociedades humanas? Por ejemplo, son las relaciones patriarcales de parentesco en algunas sociedades precapitalistas y socialistas (como la República Popular de China) las que perpetúan la dominación masculina y persisten cuando un “modo económico de producción” se transforma en otro? bien son las interacciones históricamente específicas y, en consecuencia discontinuas, entre relaciones familiares, ideológicas, políticas y económicas en una formación social particular (por ej., el Estado de bienestar patriarcal capitalista racista de los Estados Unidos) las que son responsables de reproducir la dominación masculina? (cf. Hartmann, Rubin, Delphy, Ferguson).

 

Una cuarta cuestión que proviene de la práctica política feminista marxista y socialista, pero que no es de primera importancia para las feministas liberales o radicales, as la cuestión DE LA DIFERENCIA: ¿Opera el patriarcado de modo similar a través de las diferencias raciales, de clase y culturales? ¿O bien las diferencias contextuales entre las mujeres hacen imposible hallar una teoría general de la dominación masculina? ¿En que medida el sexismo se conecta con el racismo, el clasismo, el heterosexismo y el imperialismo? Estas preguntas surgieron porque las mujeres que en los Estados Unidos trabajaban en los movimientos a favor de los derechos civiles de negros, chicanos y americanos nativos, así como las que trabajaban en los movimientos antiimperialistas, advirtieron que la base predominantemente blanca y de clase media del movimiento de mujeres de los Estados Unidos corría el peligro de exagerar los rasgos universales de la dominación masculina como base para unir a las mujeres en la acción política feminista e ignorar el racismo, las desigualdades de clase, la homofobia y los intereses nacionales que confieren a algunas mujeres privilegios sociales y económicos en relación con otras mujeres y con otros hombres. Esto plantea la cuestión política acerca de si el feminismo como movimiento político debería ser EXCLUSIVO, esto es, debería exigir solo derechos que beneficiaran a todas las mujeres (tales como los derechos reproductivos y los derechos contra la violencia física y sexual masculina) o bien tendría que ser INCLUSIVO y exigir una igualdad social radical que acarrearía que algunas mujeres perdiesen privilegios y beneficios que ahora tienen en relación con otras (cf. hooks, Lorde, Anzaldila, Lugones y Spelman, Spelman).

 

La cuestión de esos ideales políticos que el feminismo defiende da lugar no solo a la quinta cuestión, la cuestión DE LA VISION MORAL POLITICA, sino que también da lugar a LA CUESTION DE LA ESTRATEGIA POLITICA: como podernos llevar a la realidad nuestra visión moral y política, llevar a la practica nuestra sociedad ideal, a partir de nuestra realidad histórica y política actual? Indique que había desacuerdos entre las feministas liberales de la igualdad: de oportunidades y la igualdad radical de condiciones con las feministas marxistas y socialistas, que encierra el problema de decidir si una sociedad socialista es necesaria o no para obtener la liberación de las mujeres. Pero también había desacuerdos en la estrategia política entre aquellas que, pensando a los hombres como enemigos, insistían en un movimiento político separatista solo de mujeres feministas radicales y culturales), las que insistían en un rnovimiento autónomo Pero no separatista y quienes insistían en un movimiento mixto. Quienes abogaban por un movimiento mixto iban desde las feministas liberales, que aceptaban hombres profeministas como parte de sus grupos, hasta las feministas marxistas, que estaban integradas en algunos grupos mixtos socialistas de izquierda, y las feministas de los derechos negros y civiles que consideraban que estaban privilegiando un movimiento mixto antirracista y un orgullo racial frente al separatismo. Como ejemplos de quienes creían en la autonomía están las feministas socialistas que se consideraban comprometidas en dos o más movimientos sociales separados, uno de los cuales era siempre a favor la liberación de las mujeres, mientras que el otro varía desde el antiimperialismo al prosocialismo, a la defensa de derechos civiles para las minorías raciales o al movimiento de liberación lesbiano y gay.

 

B. Teoría de la diferencia de genero

Cuando a fines de los 70 se fueron extinguiendo los movimientos estudiantiles mixtos de izquierda por los derechos civiles y antibélicos, se desarrollo la segunda fase de la teorización feminista. Su tendencia predominante fue la lógica de la diferencia de genero. Había dos lineas en estas teorías. En primer lugar, las teorías de Mary Daly de los aspectos creativos y afirmadores de la vida de la energía femenina, en oposición a los impulsos necrofílicos de la energía masculina, ganaron terreno sobre el difundido análisis feminista radical construccionista social del predomimio masculino, sostenido por teóricas como Firestone, Dworkin. Griffin y mas tarde Frye. Se desarrolla un esencialismo biologico que sustentaba un feminismo cultural separatista lesbiano (cf. Echols). En segundo lugar, teóricas feministas psicoanaliticas mas orientadas hacia el feminismo socialista (por ej. Irigaray, Mitchell, Dinnerstein, Chodorow) sostuvieron que la. familia nuclear patriarcal construía socialmente sentidos diferentes del yo para hombres y mujeres.

El supuesto de que las mujeres tienen un yo diferente, diferentes deseos y relaciones con los otros, que están socialmente construidos, fue mas tarde ampliado a partir de puntos de partida teóricas en cierto modo diferentes por parte de las teóricas de la perspectiva epistemológica feminista. Esas teóricas, comenzando con Nancy Hartsock defienden la idea de que todo conocimiento humano encierra un conocer perspectivista y partial que no es neutro desde el punto de vista del valor sino que esta ligado a los intereses y a las capacidades de la posición de una persona en las relaciones sociales de productivo y/o de reproducción (cf. tambien Harding, O'Brien y Haraway) Lo que Hartsock sugiere es que debido a la relación mas estrecha que tienen con el trabajo necesario para pacer frente a las necesidades materiales de crianza y de sexualidad, en sus papeles de encargadas de cuidado de los niflos, las mujeres tienen una intuición de la realidad social que falta en los hombres. Otras epistemólogas feministas sostienen que el conocimiento “conectado” o de segunda persona es un tipo importante de conocimiento ignorado por las epistemología masculina dominante (cf. Code) o que nosotras pedimos una comprensión pragmática de la ciencia en tanto producida para comunidades particulares (Longino).

Una linea similar, según la cual las mujeres poseen una perspectiva diferente en ética, ignorada por los teóricos éticos dominantes, es sostenida por mujeres teóricas éticas a feministas éticas que desarrollan lo que se da en llamar la ética del cuidado. La mayor

parte de las teóricas de la diferencia de genero argumentan que el cuidado de los niños centrado en la madre ha creado un sentido mas relacional del yo en las mujeres (en contraposición a un yo opositivo de los varones). Las epistemólogas de la perspectiva feminista y as teóricas de la ética del cuidado afirman que los modos de conocer y de valorar el mundo propios de las mujeres son mas contextuales y relacionales que el enfoque de los hombres, más abstracto y orientado a principios. Asís Carol Gilligan, psicóloga del desarrolle moral, ha argumentado que hay una voz moral predominantemente masculina que resuelve dilemas morales apelando a principios de justicia y de derechos, y una voz moral predominantemente femenina que apela a una ética del cuidado y de la responsabilidad respecto de otros individuos. Algunas pensadoras feministas (por ej. Held, Noddlngs, Tronto, Friedman) continúan ahora ese trabajo para ampliar y corregir la ética femenina del cuidado en una critica madura die la relegación de esos intereses al ámbito de to privado Otras siguen sospechando del “cuidado” en tanto concepto que ignora la justicia (cf. Card) y trabajan para desarrollar nuevas comprensiones feministas de la justicia (cf. Young). Habia algo estimulante en las estrategias teóricas de “invertir el discurso” y “revalorizar In femenino” de fines de los arias 70 y de los 80. Mas que asimilar a las mujeres en las diversas formas del discurso filosófico prevaleciente masculino, las filósofas feministas argumentaban que habia todo un campo ignorado de modos femeninos de conocer, de ser y de valorar que no habian side reconocidos por los teóricos varones. Pero lo que no advertían quienes practicaban tales estrategias era que el propio movimiento de las mujeres estaba perdiendo fuerza, no solo debido a que los movimientos sociales de izquierda de los que habían abrevado estaban desecándose, sino a causa de la reacción de la derecha de los años de Reagan y de Bush, que perdura aUn entre nosotros En esta atmósfera política disminuida, buena parte de la teoría feminista comenzó a romantizar los modos de conocer, de ser y de valorar de las mujeres y para muchas de nosotras se torne mas difícil continuar desarrollando nuestra teoría feminista a partir de la practica básica feminista. Tal romantización vuelve a parecer particularmente ineficaz en el contexto del debate sexual feminista de la década del 80 acerca de que postura moral y política debían tomar las feministas frente a cuestiones como la pornografía y la prostitución en ese debate (cf. Dworkin, MacKinnon, Snitow ET AL., eds.,Vance, ed.). Se puso en claro que sobre tales difíciles cuestiones no había acuerdo moral alguno que pudiera validar la pretensión de que hay una ética femenina o feminista común del cuidado o un modo coman de valorar la sexualidad.

La fase de la diferencia de genera agudiza las diferencias que ya existían en la primera fase del debate entre las feministas de la igualdad de oportunidades vs. las de la igualdad radical, a propósito de si el feminismo° como movimiento político tenia que ser definido en forma exclusiva o inclusiva en términos de sus objetivos

políticos El acento puesto sabre la diferencia de genera y la estrategia política de revalorizar lo femenino produjeron un descontento aun mayor entre muchas mujeres cuyos problemas políticos habían sido considerados secundarios por parte del ala feminista liberal prevaleciente y del ala feminista radical del movimiento de mujeres en Estados Unidos e Inglaterra. Esto lleva a primer piano la importancia de la cuestión de las diferencias entre mujeres, y no solo diferencias de genero entre mujeres y hombres.

 

C. Diferencias entre mujeres/postmodernismo

La tercera clase o tendencia de la teoría feminista implica un ataque al modo igualdad/diferencia de encuadrar la cuestión por parte de quienes se veían excluidas por las teorías con predominancia masculina, ciegas a la clase, a la raza y a la nacionalidad,

basadas sobre la opresión común de las mujeres del mundo planteada por las teóricas feministas occidentales blancas de clase media. Mas que igualdad de genero vs. diferencia de genero —se decía— la teoría feminista requiere un análisis contextual de las “interseccionalidades”, que destaque las diferencias entre mujeres mas que los rasgos comunes a todas las mujeres como una clase genérica opuesta. Hay ademas un feminismo postcolonial que subraya que las relaciones neoimperialistas entre Norte y Sur plantean cuestiones acerca de la comprensión que tienen las feministas del Norte sobre asuntos de genero en el contexto de las llamadas naciones “subdesarrolladas” (cf. Spivak, Mohanty, Anzaldúa, Lorde, hooks, Lugones y Spelman).

Esta tercera fase de la producción teórica feminista se conecta también históricamente con la disputa en la teoría académica entre teorías modernistas que pretender haber descubierto categorías o mecanismos universales para explicar los fenómenos sociales (aun aquellos que abogan por una especificidad histórica, como el marxismo y las posturas materialistas históricas del tipo del feminismo socialista) y las criticas postmodernistas de esas posturas, que proceden de la teoría psicoanalítica, deconstructiva y postestructuralista. Según las autoras postmodernistas (ej. Nicholson,

Fraser, Scott, Riley, Haraway, Flax y Butler) aun el intento por aislar la categoría de análisis “género” enmascara un privilegio histórico de las mujeres occidentales blancas de clase media y alta, para quienes la rata, la clase o las a dominaciones imperialistas no son fuentes importantes de opresión social, económica o política.

La incertidumbre en torno al futuro de la teoría feminista y de los estudios de la mujer, producto del énfasis puesto en las diferencias entre las mujeres y en posiciones postmodernistas, ha puesto en crisis a la teoría feminista occidental. Dos razones para ello pueden hallarse en el destacar dos nuevas cuestiones para la investigación teórica feminista: el PROBLEMA TEORIA-PRACTICA y el PROBLEMA DEL CONOCIMIENTO. En Primer lugar, debido a que los movimientos sociales de izquierda que alimentan al movimiento occidental de mujeres han empalidecido con los éxitos temporarios del conservadurismo neoliberal en los países capitalistas avanzados del Norte, los movimientos de mujeres corno fuerzas políticas nacionales también han perdido color. Así, las teóricas e investigadoras feministas académicas se hallan mas y más atrapadas en la lógica de la producción de teoría en la academia burguesa. Esta lógica siempre parece plantear debates binarios (el., modernismo vs. postmodernismo, biología vs. cultura) en los que se ye a ambos la dos como lógicamente incompatibles y el debate divide la discusión en campos intelectuales que están en permanente desigualdad mutua.

El problema del conocimiento aparece con el advenimiento del énfasis postestructuralista sobre el sesgo inevitable y los intereses ocultos de teóricos que crean no sólo conocimiento sino lo que Foucault llamaba “poder/saber”. Tal poder/saber no solo define los objetos de investigación, sino que esta implicado en las practicas disciplinarias como to son las escuelas, prisiones y hospitales, que crean sujetos humanos como los verdaderos objetos de manipulación y control de los expertos en conocimiento que controlan sus regímenes corporales. Lo que el énfasis en la conjunción de poder y conocimiento produce es un similar binario insatisfactorio entre

el relativismo implícito de tal enfoque epistémico vs. las posturas objetivistas no problemáticas de la teoría modernista. Quisiera acabar con un breve ejemplo de como los diálogos internacionales entre feministas insertas en diferentes contextos nacionales que cubren las divisiones entre Norte y Sur, Este y Oeste, están desarrollando un nuevo terreno para forjar una teoría feminista que pueda llevarnos mas allá de los callejones sin salida teóricos del presente. El desarrollo del movimiento contemporáneo de mujeres en Nicaragua tiene sus raíces están en la lucha sandinista por una revolución socialista contra el dictador Somoza y el imperialismo nortearnericano al que está vinculado. El frente político sandinista, como otros partidos de orientación marxista, desarrollaron una organización masiva de mujeres de la que se esperaba que subordinase sus prioridades políticas a las del partido. Pero muchas de las mujeres originariamente sadinistas que trabajaban para lograr adelantos para las mujeres en el marco de la revolución nicaragüense recibieron influencia de feministas internacionalistas. Estas mujeres, provenientes de Suecia, Inglaterra, Canadá y los Estados Unidos, tanto como de España, de Argentina y de otros países latinoamericanos, llegaron a Nicaragua para trabajar en organizaciones de servicio no gubernamentales instalación clínicas de planificación familiar y grupos de educación sexual, cooperativas de campesinos y redes de trabajo de mujeres. Muchas de eras internacionalistas definían a la liberación de las mujeres sobre la idea de que las mujeres individuales deberían tener el derecho humano a la igualdad social con los hombres. Muchas también sostenían la estrategia política de un movimiento autónomo de mujeres no atado a los dictados de un partido político. Esta combinación de activistas nacionales e internacionales crea un diálogo fértil en el que las educadores populares introdujeron un análisis de genero en su tarea con grupos de mujeres as como con grupos de ambos sexos, que conectaron con las ideas sandinistas de democracia participativa económica y política. Como resultado, cuestionaron tanto la dominación masculina en la sexualidad como la violencia masculina contra las mujeres por ser políticamente inconsistentes con el objetivo socialista de democracia participativa. Al mismo tempo, se rechazaron definitivamente los feminismos exclusivos, sea la idea liberal de las mujeres que luchan por la igualdad de oportunidades en el sistema capitalista, sea el objetivo feminista cultural radical de desarrollar comunidades de mujeres económica y socialmente separatistas surgido un nuevo feminismo nicaraguense interclasista e interracial, que no ha separado las demandas económicas de las mujeres de las clases populares por empleos, tierra, centros de atención de los niños, asistencia sanitaria) de las demandas por igualdad de género en las relaciones sexuales o en la democracia política participativa. Y aunque el movimiento de mujeres consta de organizaciones no gubernamentales autónomas de mujeres que trabajan en educación popular y en servicios, se ha dado cabida a aliados varones como educadores populares de hombres y de muchachos acerca de los imperativos sociales de masculinidad que se les han ensenado y que es preciso combatir. Es interesante que el movimiento nicaragüense de mujeres se ha mantenido autónomo respecto del mas amplio movimiento sandinista, lo que le ha permitido crecer a pesar de las recientes divisiones políticas dentro del primer movimiento. Precisamente, hace poco ha comenzado a conectarse con las mujeres de algunos de los otros partidos políticos del país interesados en defender la causa de las mujeres.

El caso de Nicaragua ofrece al feminismo académico occidental estancado en los debates académicos acerca de si es “esencialista” suponer que las mujeres tienen bastante en común como para forjar un movimiento de mujeres ―un ejemplo de como las disputas teóricas pueden a veces resolverse en la practica―. Al mismo tempo, muestra como algunas de las ideas del feminismo occidental pueden adaptarse a las luchas sociales en los países del Este y del Sur, que pueden necesitar un enfoque feminista integrador que acepte la necesidad de reforzar la identidad nacional contra el neoimperialismo occidental, tanto como la de centrarse en reformas agrarias, asistencia médica y otras necesidades económicas que enfrenta la gente pobre y que no son exclusivamente cuestiones de mujeres.

 

CONCLUSION

La mayor parte de las teóricas feministas y de las profesoras de estudios de la mujer que están conectadas con las luchas activistas feministas fuera de la academia se impacientemente a las estériles oposiciones que dominan los debates de teoria feminista académica (cf. Addelson, Epstein) En verdad, puede decirse que una de las actuales fuerzas de los programas de estudios de la mujer como opuestos a las disciplinas académicas tradicionales ha sido el hecho de que muchas profesoras de estudios de la mujer tuvieran actividad en movimientos políticos en los que están envueltas mujeres de fuera de la academia y fueran así menos susceptibles a quedarse empantanadas en las debilitadoras oposiciones binarias que tienden a generarse allí. Como materialista ferminista, veo muchas de esas oposiciones, incluyendo los debates entre igualdad y diferencia, el debate sobre comunidades vs. diferencias entre mujeres y el debate modernismo/postmodernismo como “oposiciones dialécticas” que no pueden resolverse decidiendo cual es el lado correcto del dilema. Más bien, reflejan las contradicciones estructurales sociales que solo pueden resolverse a través de la lucha política.

Si miramos estas disputas en el mas amplio contexto del capitalismo global, aplicando una teoría “multi-sistemas” feminista de los sistemas de dominación social, podemos sostener que hemos llegado al limite de la efectividad de los movimientos nacionales de

mujeres y que debemos confiar en el desarrollo de movimientos internacionales de mujeres que muestren como podernos unirnos a pesar de nuestras diferencias sociales, culturales y económicas. Las mujeres son victimizadas no solo a través de los patriarcados nacionales, sino también por la clase, la raza, la explotación neoimperialista perpetuada por el capitalismo y las estructuras económicas con supremacía blanca. Pero las mujeres también mantienen prácticas de resistencia cultural, política y económica a todos esos sistemas. Dentro de estos espacios de resistencia, a menudo no reflejados aún en la academia sino solo en las organizaciones no gubernamentales y en otras organizaciones locales de movimientos sociales, los conceptos de igualdad humana y de derechos humanos se están expandiendo y se los esta reconstruyendo en formas regionales que reflejan los contextos locales en los que se forjan y que mantienen también la posibilidad de conexiones generalizables con nociones de igualdad y derechos de quienes están en otros contextos locales. En otros términos, podemos comenzar a ver un indicio de la “unidad de los opuestos” a la que puede aspirar la próxima fase de la investigación feminista y de los estudios de la mujer, un feminismo al que Ángela Miles llama “feminismo integrativo”. Este provendrá de un tipo diferente de producción feminista del conocimiento, que será global, no nacional, y que estará basado tanto sobre movimientos sociales locales que envuelven a mujeres con sus propias ramas locales de feminismo corno sobre disputas entre las teóricas e investigadoras académicas abstraídas de los intereses concretos de las feministas activas en las organizaciones de base.

 

Traducción: María Isabel Santa Cruz

 

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