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Marshall Barbara L., Engendering Modernity. Feminism, Social Theory and Social Change, Boston, Northeastern University Press, 1994, 197 págs.

Margarita Roulet

 

En el cruce de dos debates que atraviesan el pensamiento feminista desde hace ya algunos años, el que enfrenta modernidad y posmodernidad y el que cuestiona la capacidad emancipatoria de la teoría, el libro de BM tiene un doble propósito: dar una explicación revisada de la modernidad que incluya la experiencia de las mujeres y considerar qué clase de marco teórico puede construirse sobre esta revisión.

 Del mismo modo que otras teóricas ─Sabina Lovibond, Célia Amorós, por citar a algunas de ellas─ la autora considera que el programa emancipatorio de la modernidad todavía tiene mucho para dar a favor de las mujeres. En contra de autores como Derrida, Baudrillard, Foucault, Lyotard y Rorty para quienes la aspiración de autonomía y emancipación está ligada irremediablemnte con la épistème ya superada de la modernidad, lo que Cèlia Amorós llama “el proyecto no cumplido de la Ilustración” tiene para BM potencial para fundar una práctica de liberación pero, como muestra mucha de la teoría feminista actual, debe ser reconstruido o “generizado”. Con el uso del término “generizar la modernidad” (engendering modernity), BM quiere acentuar que la reestructuración de las relaciones de género es una característica que se produce en la modernidad y fomentar una visión feminista del potencial emancipatorio de la teoría social que formaba parte del proyecto moderno.

Según la autora, esto requiere repensar las categorías básicas de la ciencia social ─‘individuo’, ‘sociedad’, ‘clase’, ‘ciudadanía’─ que no incluyen la experiencia de las mujeres; exclusión que se pone de manifiesto en la medida en que esta experiencia se inserta en la teoría social. En un análisis semejante al que realizara en su momento Jean Grimshaw, BM muestra que la concepción del sujeto universal de la modernidad, el individuo, oscurece un análisis profundamente generizado de la vida social y se sustenta sobre un conjunto de categorías duales como público/privado, familia/economía, universal/particular que están construidas sobre la experiencia de los varones occidentales, blancos y heterosexuales y reificadas en la teoría social. La autora afirma que en la medida en que estos dualismos comenzaron a deconstruirse surgió la posibilidad de teorizar de un modo nuevo la relación entre individuo y sociedad y se dispuso de una explicación mejor que llevara a experiencias más amplias de la vida social. Muchas de estas cuestiones también fueron planteadas, por ejemplo, por Iris Marion Young en su artículo “Imparcialidad y lo cívico público. Algunas implicaciones de las críticas feministas a la teoría moral y política” incluido en Teoría feminista y teoría crítica, de Seyla Benhabib y Drucilla Cornell.

Sin embargo, algunas autoras ven críticamente la reconstrucción teórica propuesta en este libro, sobre todo por desconfianza hacia la teoría. Por el contrario, BM piensa que es importante entender la teoría, especialmente la no feminista, porque las tradiciones intelectuales occidentales han conformado el modo en que nos vemos a nosotros mismos y en el que construimos y vemos a los demás. Más aún, afirma que sólo cuando comprendamos que estas tradiciones han sido construidas para fracturar nuestra visión, podremos empezar a ver las cosas de un modo nuevo. A favor de su argumento, advierte que si bien la inclusión de la experiencia de las mujeres de minorías discriminadas enriquecieron y profundizaron los análisis feministas iniciales, la experiencia directa no es suficiente para comprender las fuerzas que conforman nuestra vida social. Es necesario articularla con formaciones socioeconómicas históricamente situadas.

Para comprender el alcance emancipatorio de los desarrollos teóricos, es crucial diferenciar entre la teoría como teoría que busca la explicación, predicción y/o la comprensión de un fenómeno y la teoría como crítica que reclama acciones en el mundo. Haciendo suyas las palabras de Guess, BM define: “Una teoría crítica... es una reflexión teórica que brinda a los agentes un tipo de conocimiento eminentemente productor de esclarecimiento y emancipación”. A continuación aclara ─y me parece muy sugerente─ que su objetivo no es tanto argumentar a favor de la utilidad de la teoría crítica para los propósitos feministas sino argumentar a favor de la centralidad de la teoría feminista para el desarrollo de una teoría social crítica.

El libro, que también intenta mostrar a los no iniciados en el pensamiento feminista su convergencia con los problemas de la teoría social más general, consta de seis capítulos, además de una muy interesante introducción.

El capítulo 1, “Género y modernidad: temas clásicos, debates contemporáneos” toma a la modernidad y su relación con el capitalismo como la problemática central de la teoría social clásica. Muestra cómo las mujeres han figurado como una ausencia estratégica tanto en los debates clásicos como contemporáneos que dio como resultado una concepción del individuo y de la relación individuo/ sociedad que tiene profundas implicaciones en la manera de entender las desigualdades de género.

En el capítulo 2, “Repensando la división genérica del trabajo” reexamina la división sexual del trabajo, fundamental para explicar las diferencias de género, en teorías feministas y no feministas. Según la autora, las teorías corrientes de la división del trabajo han descansado en una concepción estrecha de trabajo, negado el grado en el que las divisiones genéricas conforman tanto las formas materiales como ideológicas que la división social del trabajo adquiere, y reificado el dualismo público/privado coincidente con la división genérica del trabajo.

Sobre la crítica anterior, en el capítulo 3, “Reproducción social y la teoría feminista socialista” revisa la génesis de la teoría feminista socialista en términos de una ‘reproducción problemática’. Luego de examinar la manera en que la teoría feminista ha desmentido la concepción marxista de reproducción social, considera la manera en que pueden solucionarse algunos de los problemas clásicos que se atribuyen a esta tradición de pensamiento.

El capítulo 4, “Identidades de género” encara la teorización sobre la subjetividad que considera central para una teoría social crítica y sugiere que el feminismo tiene mucho para dar a este proyecto. En contra tanto de las teorías esencialistas de los sujetos generizados como de la disolución posestructuralista del sujeto, su interés se centra en la múltiple y muchas veces contradictoria naturaleza de la subjetividad y en la construcción activa de las identidades de género en términos de “modos de interpretación históricamente disponibles”.

En el quinto capítulo, “Las teorías feministas del sujeto: esencialismo versus nominalismo” se ocupa del rol del estado y del discurso político en la regulación de las identidades de género y analiza teorías que consideran la posibilidad de espacios públicos emergentes que podrían promover la competencia de nuevas identidades. Este último punto también está planteado en el artículo de Young citado más arriba.

Finalmente, en el sexto, “Políticas de género: regulación y resistencia” sugiere que la ciencia social no puede comprender completamente ni la modernidad ni la posmodernidad en tanto no comprenda que ha construido una historia sesgada; en este sentido, la naturaleza inherentemente política de la teoría feminista tiene la potencialidad de revitalizar el proyecto de una teoría social crítica. Define su postura hacia el feminismo como un “modernismo crítico” semejante al que suscriben autoras como Nancy Fraser y Linda Nicholson: una posición que se reconoce postpositivista, crítica hacia la hegemonía de la razón occidental, atenta a los relatos localizados, que vuelve sobre la noción de sujeto y reniega de las grandes narrativas pero que rescata el proyecto de la modernidad reformulando sus categorías de análisis sin romper con sus aspiraciones emancipatorias.

Escrito en un lenguaje claro, el libro, aunque algo superficial en algunas de las cuestiones filosóficas que aborda, es un aporte interesante a ciertos temas recurrentes dentro del feminismo teórico.

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