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RUDDICK, Sara, "Maternal thinking" en Pearsall, Marilyn (ed.), Women and Values: Reading in recent feminist philosophy, Belmont, Wadsworth, 1986, pp. 340-351.

Clara Kuschnir

 

El "pensamiento maternal" es el tipo de conocimiento que la madre ejercita y desarrolla como respuesta a las necesidades del niño. Esta respuesta está orientada por intereses de tres tipos: preservación, desarrollo-resguardo y aceptabilidad. Quienes se ejercitan en esta práctica maternal adquieren un particular esquema conceptual, categorías especificas, una especial lógica de las conexiones y un vocabulario apto para expresar y ordenar sus valores, sus juicios, emociones y reflexiones.

Preservación, desarrollo-resguardo y aceptabilidad aparecen en una secuencia temporal. La preservación comienza con la aceptación del embarazo. El resguardo se conecta con el crecimiento y desarrollo. La aceptabilidad refleja la necesidad de adaptar al niño a su grupo social.

La preservaci6n del recién nacido impone a la madre una relación especial con la naturaleza. Los límites que la naturaleza establece aparecen a menudo como "el enemigo" y esta apreciación es una de las diferencias esenciales entre el pensamiento maternal y el científico-tecnológico. La preservación desarrolla la virtud de la humildad, distinta del sometimiento. La humildad es una actitud metafísica que se origina en el reconocimiento de que el mundo, la naturaleza, están fuera de nuestro control. Entre los valores de la actividad preservadora hay que incluir un a­ceptable buen humor que no sea una negación sino un estímulo para la mejor conexión del niño con la realidad.

El resguardo-desarrollo es ejercitado por la madre a lo largo de la etapa de crecimiento y evolución del niño que esta en permanente cambio. Por eso consiste en la aptitud para afrontar la innovación más que la permanencia y la a­pertura por encima de la claridad y la certeza. Por eso también promueve una visión de la "realidad objetiva" dis­tinta de la de la ciencia. La madre tiene una visión de la vida como permanente cambio. Esto incluye el hecho de que el conocimiento que la madre desarrolla requiere una cons­tante adaptación a cada caso concreto.

La aceptabilidad es la respuesta a la exigencia social de que la madre produzca un adulto socialmente adaptado. A veces enfrenta valores en conflicto. En términos sociales "ser una buena madre" puede significar educar en la obe­diencia al control de los poderes dominantes: es decir, a las hijas para la procreación, a los hijos para la guerra y a ambos para aceptar trabajos duros y degradantes.

Es central al "pensamiento maternal" la capacidad para el "amor atento", su fundamento y correctivo. El amor atento implica un apego desinteresado e intenso que permite dejar crecer al niño sin apoderarse de é1.

El "pensamiento maternal" no siempre tiene éxito porque a menudo las mismas madres reflejan las distorsiones, opresiones y fantasías de su medio social.

Maternal en este ensayo no implica "biológico". El pa­rentesco biológico no es necesario ni suficiente. Los hom­bres pueden ejercitar el "pensamiento maternal" y seria deseable que así fuera. Contribuirían a crear las condicio­nes para su mejor proyección social y política al superar la dicotomía "acciones públicas" y "afectos privados". El "pensamiento maternal" promueve una valoración nueva de la vida humana

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