HIERRO, Graciela, Etica y feminismo, México, UNAM, 1985, p. 138.
María Luisa Femenías
Nuestra autora aborda la problemática ética de la mujer en cuatro capítulos: "La condición femenina" (I, pp. 13-44); "La moralidad positiva y la condición femenina" (II, pp. 45 -51); "La ética del interés" (III, pp. 53-91); "El interés y la condición femenina" (IV, pp. 93-110). Las conclusiones sientan las pautas para una ética feminista del interés. Esta nueva ética surge, según nuestra autora, de la toma de conciencia por parte de las mujeres (p. 111) de su condición de opresión, basada en fuerzas culturales que tienden a ejercer la presión necesaria para que no abandone su lugar "natural", lo que conlleva una asimetría, desvalorización y menosprecio de sus capacidades humanas íntegras (p.I12).
La obra se basa en el principio de interés, pilar fundamental -según esta estudiosa- de la moralidad, ya que lograr la mayor felicidad para el mayor número de seres constituye un deber moral humano (p. 9).
El camino que se propone seguir para su investigación se inicia con una somera descripción de la situación de la mujer desde la categoría de "ser para otro", y esto a diferencia de la condición masculina que es predominantemente "ser para sí", necesaria para alcanzar la categoría moral de persona. Si esto es así -y nuestra autora lo cree firmemente-, la mujer quedaría relegada o excluida en su reconocimiento de persona moral, de sus deberes y de sus derechos. Agrega Hierro que el "ser para otro" se manifiesta a través de tres categorías: inferiorización, control y uso, las que determinan la opresión de la mujer, tanto en la familia cuanto en la sociedad en general y el Estado. Una rápida perspectiva histórica, que no excluye a los movimientos marxistas de liberación, contribuye a su análisis. Las categorías mencionadas se reafirman a partir de las "mistificaciones", procedimientos a través de los cuales se ponen de manifiesto los "privilegios femeninos" asentados socialmente sobre el "trato galante" que valora las cualidades femeninas naturales como la pasividad, la docilidad, la pureza, entre otras, y que, en efecto, relegan a la mujer al ámbito de lo privado, el trabajo no-remunerado y desjerarquizado. La identidad femenina está mistificada y, en consecuencia, dominada. La autora se propone, pues, abrir un espacio de reflexión sobre este hecho cotidiano, cuyas conclusiones ofrece a manera de prolegómenos en esta obra (p. 12).